Para ilustrar lo más esencial de Aries, pensemos en el inicio de una vida: un parto. El parto es un fenómeno de naturaleza ariana, el momento en el cual una nueva vida pugna por emerger de la simbiosis con la madre a la primera diferenciación: la separación física. Nadie podría decir que un parto es una experiencia negativa, y sin embargo tampoco se puede decir que no posea una determinada dosis de violencia. Un parto puede ser vivido como una experiencia violenta, por lo repentino de la fuerza vital que está en juego, por el dolor que causa y por el cambio que implica. Para el bebé que pugna por emerger al mundo, la fuerza preponderante es el impulso vital. Hay una potencia irreflexiva que lo lleva a presionar ciegamente para abrirse paso hacia el mundo. Utilizando esta imagen, podemos pensar al ariano como a un ser humano que necesita nacer todo el tiempo y sentir, a través de su acción modificadora del mundo que está vivo.
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