Los ojos de los muertos
Cuando una persona muere, lo primero que se le hace es entornarle sus ojos. Lo mismo sucede durante la ceremonia que se celebra en su homenaje, en la que damos nuestro último adiós al cuerpo del difunto. Esta costumbre tan arraigada en el mundo occidental habla a las claras del miedo que los vivos tenemos a la muerte.
Desde tiempos inmemoriales, el culto a los muertos ha sido objeto de supersticiones diversas, todas en su mayoría esconden el gran temor que a los vivos nos infunden los muertos. Tal es el motivo por el cual se les cierra los ojos a las personas fallecidas: porque se cree que si permanecen abiertos, comenzarán a buscar a la siguiente persona que ha de morir.
Además, se piensa que los muertos deben iniciar su viaje a la otra vida con serenidad y en total plenitud, por eso, al bajarles los párpados, le garantizamos descanso.
Cuando una persona muere, lo primero que se le hace es entornarle sus ojos. Lo mismo sucede durante la ceremonia que se celebra en su homenaje, en la que damos nuestro último adiós al cuerpo del difunto. Esta costumbre tan arraigada en el mundo occidental habla a las claras del miedo que los vivos tenemos a la muerte.
Desde tiempos inmemoriales, el culto a los muertos ha sido objeto de supersticiones diversas, todas en su mayoría esconden el gran temor que a los vivos nos infunden los muertos. Tal es el motivo por el cual se les cierra los ojos a las personas fallecidas: porque se cree que si permanecen abiertos, comenzarán a buscar a la siguiente persona que ha de morir.
Además, se piensa que los muertos deben iniciar su viaje a la otra vida con serenidad y en total plenitud, por eso, al bajarles los párpados, le garantizamos descanso.